Fascitis: Una Visión General

La fascitis plantar es una inflamación crónica y degeneración de la fascia plantar. La fascia plantar es una estructura situada en la planta del pie que va desde el talón (se inserta en el hueso calcáneo) y se dirige hacia los dedos de los pies.

Existen diferentes tipos de fascitis, pero la más común es la fascitis plantar, que afecta a la fascia en la planta del pie.

El síntoma principal de la Fascitis plantar es un dolor matutino, es decir, el dolor aparece tras reposos prolongados, como por ejemplo al levantarse por las mañanas de la cama. El dolor disminuye con la actividad y se identifica perfectamente a punta de dedo y no se irradia.

Causas

La fascitis puede ser causada por varios factores, dependiendo del tipo:

  • Biomecánica anormal
  • Obesidad.
  • Calzado inadecuado
  • Una pierna más larga que la otra (dismetría).
  • Actividades deportivas que impliquen salto, sprint, subidas de cuestas.
  • Aumento de km en corredores.
  • Desgaste excesivo de las zapatillas o falta de amortiguación de las mismas.
  • Errores de entrenamiento en atletas.
  • Retracción de los gemelos.
  • Pisada pronadora
  • Edad (por el deterioro del colágeno de la fascia).

El diagnóstico se realiza mediante pruebas complementarias como son la ecografia o la resonancia magnetica.

Tratamiento

El tratamiento de la fascitis depende de la gravedad de la condición y puede incluir:
Reposo: Evitar actividades que empeoren los síntomas.
Hielo: Aplicar frio en la zona afectada para reducir la inflamación.
Medicamentos: Antiinflamatorios no esteroides (AINEs) pueden aliviar el dolor y la inflamación.
Fisioterapia: Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento pueden ayudar a mejorar la flexibilidad y reducir el dolor.
Ortesis y calzado adecuado: Usar plantillas ortopédicas o zapatos que proporcionen un buen soporte.
Tratamientos avanzados: Plasma rico en plaquetas(PRP) o infiltracion de corticoides para manejo de dolor.

Prevención
Para prevenir la fascitis, se pueden seguir varias recomendaciones:
Mantener un peso saludable: Reducir la presión sobre la fascia.
Usar calzado adecuado: Asegurarse de que los zapatos proporcionen un buen soporte y amortiguación.
Ejercitarse adecuadamente: Realizar ejercicios de estiramiento y fortalecimiento regularmente.
Evitar sobrecargas: Incrementar gradualmente la intensidad de las actividades físicas.

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